Coaching de Padres en Berlin-Zehlendorf y Neukölln

«¿Nuestro hijo se está desarrollando correctamente?»

Cuando somos padres jóvenes, nos preocupamos rápidamente: que si nuestro hijo se estará desarrollando «correctamente», o por el contrario va retrasado o incluso sufre algún trastorno de desarrollo.

En realidad, el margen de lo que está dentro de la norma desde el punto de vista médico, al principio, es bastante amplio y sólo se va reduciendo con el tiempo. Muchas veces te sorprendes de las grandes diferencias que existen entre los bebés que conoces en tu propio entorno:

  • Algunos bebés nacen ya con un diente y otros cumplen el año todavía sin ninguno.
  • Algunos niños empiezan a caminar ya a los 9 meses y otros dan sus primeros pasos a los 18 meses.
  • Algunos hablan ya con 2 años como corresponsales deportivos y, en cambio, otros se toman más tiempo para decir sus primeras palabras.

Al final, todos se convierten en niños normales y sanos. Estas diferencias se dan en casi todas las áreas del desarrollo de la primera infancia: en las habilidades de motricidad gruesa, en las habilidades de motricidad fina, en el aprendizaje del lenguaje, en el desarrollo cognitivo y psicológico.

El pediatra os acompaña, a padres e hijo, a través de todas las revisiones. Con mi acompañamiento podéis solicitar una evaluación y asesoramiento sobre la evolución de vuestro bebé en relación con las diferentes etapas de desarrollo.

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El vínculo entre padres e hijo

También os ofrezco sesiones de asesoramiento sobre el contacto con el bebé, la comunicación, la comida, el baño, los pañales, el juego, etc… Durante el primer año y medio de vida, el principal objetivo es construir y promover el vínculo entre vosotros y vuestro bebé y darle seguridad y estabilidad. Cuando empieza a gatear ya llega el momento de poner límites, es decir, de educar y aumenta la necesidad de comunicar claramente.

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Los niños hacen que los padres «nos disparemos»

En este punto, los padres a menudo llegamos a nuestro límite y afloran experiencias traumáticas de nuestra propia infancia, que toman de nuevo vida a través del comportamiento de nuestro hijo. La reacción que tenemos ante nuestro hijo es desmesurada e incómoda: hay mucho enfado, mucha irritación, mucho miedo, etc…Estos son exactamente los puntos que, en mi opinión, pueden aclarar las constelaciones familiares e incluso a veces resolver, aliviando así a todas las personas del sistema familiar.

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